Aceite de oliva, nuestro oro líquido

En esta ocasión vamos a repasar la historia del aceite de oliva, uno de nuestros tesoros gastronómicos. España es el primer productor de aceite de oliva mundial, con casi 340 millones de olivos y sumando ventas medias de cerca de un millón y medio de toneladas al año en las últimas campañas, de las cuales, más de la mitad, viajan a otras partes del planeta.

El aceite de oliva forma parte de la historia de la cultura mediterránea y de la evolución de la agricultura desde hace milenios, se sabe que el olivo fue uno de los primeros árboles objeto de cultivo e industrialización por los humanos, su cultivo ya se remonta al Paleolítico Superior, en el 12000 antes de la era común. Hay evidencias de su existencia en el 6000 a. e. c. Se piensa que con el nacimiento de la agricultura empezaron a emplearse las aceitunas.

Hoy en día podemos encontrar los tres tipos de aceite de oliva que se comercializan en España, se tratan del aceite de oliva (una mezcla entre aceites de una calidad superior y aquellos que no la han alcanzado, los refinados), aceite de oliva virgen (obtenido directamente de aceitunas en buen estado, mediante procedimientos mecánicos, que poseen un sabor y un olor sin apenas defectos) y el aceite de mayor calidad, el aceite de oliva virgen extra (procedente también de aceitunas en buen estado, recogidas en su punto óptimo de maduración, posee unas cualidades organolépticas impecables, está libre de cualquier defecto o frutado, su acidez nunca superará los 0,8 grados y su aporte de antioxidantes).

Si es bien conocida las propiedades saludables de la dieta Mediterránea, gran parte de ella es gracias al aceite de oliva. El ácido oleico presente en los aceites es un tipo de grasa sana que incide de forma decisiva en los vasos sanguíneos, reduciendo el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, y echa una mano en la lucha contra el colesterol, además el aceite de oliva presenta una propiedad antioxidante que contribuye a la protección de los lípidos de la sangre y de nuevo reducir el riesgo de una enfermedad cardiovascular, brinda un efecto protector a las células frente al daño oxidativo.